Al bordar una cara lo primero que hago es marcar los rasgos faciales en el fieltro. Esto normalmente se logra ya sea dibujando las facciones en la tela o transfiriendo un diseño pre-hecho de los rasgos. Me sentiría muy afortunada si pudiera dibujar a mano directamente sobre la tela, me ahorraría mucho tiempo y frustraciones. Pero dibujar no es una opción viable para mí pues parece como si estuviera dotada de dos manos izquierdas (y aclaro que soy diestra). Si estoy de suerte y dibujo un ojo que sea de mi completo agrado, es casi seguro que el segundo ojo no podrá parecerse y mucho menos igualarse al primero. Así que la mejor opción para mí es el de transferir el diseño a la tela. Existe muchísima información en el internet o libros y revistas de manualidades acerca de las diferentes técnicas para trasferir diseños en tela y la verdad es que he probado un buen número de ellas. He usado papel carbón, lápices al óleo con papel transparente y plancha, bordado sobre el papel con el diseño impreso o dibujado, estabilizadores de tela que se desintegran con agua, marcadores de tinta que desaparece y puedo seguir por horas con una lista larga e interminable. Unas técnicas me funcionaron mejor que otras pero siempre encontraba inconvenientes que me obligaban a seguir en la búsqueda de algo más simple, sin tener que invertir en materiales e instrumentos costosos y que también me diera resultados más confiables. Un día me topé casi por casualidad con una técnica que en inglés se llama Prick and Pounce.
El método de prick and pounce (pinchar y espolvorear) básicamente se trata de lo siguiente:
1. calcar un diseño en papel transparente,
2. perforar las líneas del dibujo,
3. fijar el papel sobre la tela a bordar,
4. aplicar un polvo especial a través de los agujeros para marcar la tela,
5. retirar el papel con cuidado y
6. unir las marcas en la tela con un lápiz.
Ya sé que suena complicado pero en realidad no lo es tanto. Les confieso que yo no sigo todos los pasos de la técnica original pues me brinco la aplicación del polvo y el unir las marcas del diseño. La razón es que estos pasos me parecen de cierto modo innecesarios al trabajar con fieltro, además de que tendría que adquirir el polvo sugerido más el aplicador y ya tengo suficientes cachivaches para hacer manualidades como para agregar otros más a la colección. Por lo tanto sólo marco la tela directamente con un lápiz a través de los agujeros en el papel. Así de simple. Sin embargo cuando empecé a hacer esto no todo fué miel sobre hojuelas. Pronto me di cuenta que con bastante frecuencia las marcas del lápiz seguían visibles aún después de bordar el diseño. Así pasó con la nariz y boca de este conejito.
Mi lógica (a veces no tan lógica) me sugirió que marcara la tela con puntos más chicos y menos densos tratando de no presionar el lápiz tan duramente sobre el fieltro. El resultado fué que las marcas no siempre se veían bien y me costaba seguir las líneas del diseño.
Entonces decidí hacer las marcas en el revés de la tela y guiarme así para bordar al lado derecho. Esto tampoco me funcionó. Como el fieltro es grueso, muchas veces la aguja no pasaba completamente perpendicular a la superficie de la tela impidiendo que las marcas en el revés coincidieran exactamente con las puntadas al frente. ¿El resultado? Facciones descentradas y/o desiguales. Había que poner muchísimo cuidado con cada una de las puntadas para lograr las facciones simétricas y en su sitio. Frustrante ¿verdad?
¡Tenía que haber otra manera un poco más fácil de hacer esto!!
Obstinada como soy, continué en la búsqueda de una mejor solución. En esas estaba cuando noté que las marcas del lápiz no se veían o se veían menos si bordaba los rasgos faciales con un hilo de un color similar al grafito del lápiz, es decir gris oscuro, café oscuro, negro etc. La foto de abajo les muestra al mismo conejito en el que bordé los ojos con un hilo café oscuro lo que hizo que las marcas del lápiz "desaparecieran".
Esto me dió la idea de hacer las marcas en el mismo color del hilo con que las bordaría. A cualquier persona con un dedo de frente más que yo de seguro se le habría ocurrido esto desde un principio, pero aquí esta servidora tuvo que pasar por una serie de ideas antes de encontrar la manera más adecuada de resolver el problema. ¡Así de lista soy! :P
Lo importante es que finalmente encontré una técnica para transferir diseños en tela que me ha funcionado de lo más bien y enseguida les comparto los pasos. Usaré como ejemplo el centro de una flor.
Cómo transferir rasgos faciales sobre fieltro:
1. Para empezar imprimo o calco el patrón con los rasgos faciales. Al imprimir uso cualquier papel que entre en la impresora, nada especial. Si voy a calcar el patrón entonces uso algún tipo de papel semi-transparente (parchment, vellum). Después corto el patrón sin mucha precisión, dejando una orilla generosa alrededor.2. Pongo el patrón sobre un pedazo de cartón para proteger la superficie de trabajo y también para facilitar el procedimiento de picar el papel.
3. Con una aguja, punzón, alfiler o algo similar perforo las líneas del diseño que quiero transferir. La separación de los orificios la hago del tamaño de las puntadas que voy a bordar, o sea de aproximadamente 2 o 3 mm.
4. Fijo el patrón con el diseño perforado sobre la tela ya sea con alfileres o con cinta adhesiva. Marco (a través de los orificios) con un lápiz bien afilado los ojos, cejas y cualquier otro rasgo que vaya a ser bordado con hilos en colores oscuros. Para marcar la nariz uso un lápiz (o pluma de gel) del mismo color en que voy a bordarla, en este caso estoy usando un color durazno. La boca la marco con un rosa intenso casi rojo.
5. Corto la pieza de fieltro siguiendo la periferia del patrón.
6. Bordo las facciones con hilos en los mismos colores que las marcas en el fieltro. Finalizo la cara aplicando un poco de rubor en las "mejillas". Y eso es todo.
Como pueden ver en la foto, la cara no muestra marcas de lápiz y está lista para agregarse al resto del proyecto.
Espero que este mini tutorial les sea de utilidad.
Hasta la próxima.. :D
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